El tiempo está alterado, de eso no cabe duda alguna pero eso no quita para que en algún momento del día nos apetezca un baño. Algunas veces pensamos en baños de agua caliente, y otros de agua fría. Estos distintos baños los podemos encontrar, por ejemplo, en los centros de spas. Y estos tienen como principales beneficios eliminar el estrés, suavizar la piel, eliminar toxinas, aliviar dolores musculares y/o de articulaciones…
¿Beneficia esto a nuestra circulación sanguínea? La sauna o baños en agua caliente, con sus altas temperaturas y el gran porcentaje de humedad que hay en el ambiente puede ayudar a activar la circulación sanguínea bajando la tensión arterial.
Pero para hacer un uso adecuado de la sauna y que este proceso sea beneficioso para el retorno venoso hay que tener en cuenta que la temperatura aumenta de abajo hacia arriba, al contrario que la humedad de aire que disminuye a medida que subes. Por tanto para no fatigar al sistema circulatorio se recomienda comenzar en el banco inferior de las saunas y subir al del medio a los 2 minutos. Además, se recomienda que la suma de la estancia dentro de las altas temperaturas no superen los 10-15 minutos y complementarla después con una ducha de agua fría.
Muchas veces habrás leído que en verano hay que tener cuidado con las varices puesto que sus molestias pueden aumentar, ¿y por qué la sauna no? Resulta que estos cambios de temperatura del calor al frío ayuda a mejorar el retorno venoso, un efecto que también conseguimos con alternar corrientes de agua caliente y fría. Un remedio sencillo y casero para quienes no quieran ir a un spa.